La radiación solar es la energía emitida por el sol que se propaga a través de ondas electromagnéticas en todas direcciones.
Existen diferentes tipos de radiaciones, aunque las más conocidas son las radiaciones ultravioletas A y B. Los UVA son los que llegan a la dermis y deterioran las fibras de colágeno y elastina. Son los responsables de la aceleración del fotoenvejecimiento cutáneo, a la vez que producen manchas e incluso pueden producir cáncer de piel. Los UVB penetran hasta la epidermis por lo tanto son responsables de las quemaduras de la piel y algunos tipos de cáncer de piel. Ambas radiaciones sólo suponen el 10% del espectro solar, el 90% lo forman la luz visible o luz azul y la infrarroja (IR) que pueden llegar a penetrar hasta la hipodermis provocando la formación de los temidos radicales libres.

Las principales recomendaciones son:

1. Evita la exposición solar de forma directa, fundamentalmente entre las 12 y las 16 h.

2. No exponer de forma directa al sol a los bebés menores de 6 meses.

3. Aplicar protector solar antes de la exposición y reaplica cada dos horas.

4. Usar un fotoprotector con un SPF muy alto.
La cantidad de fotoprotección tópica que debemos usar es de 2 mg/cm2. Debemos ser generosos en su aplicación.

5. Tener especial precaución cuando se realice deporte al aire libre, usando prendas de ropa adecuada y sin olvidar la protección tópica.

6. Hidratarse mediante la ingesta de líquidos antes, durante y después de la exposición al sol.

7. Secarse para evitar el efecto lupa después de los baños, y renovar la protección.

8. Tener especial precaución con las zonas más sensibles del cuerpo.

9. Utilizar barreras físicas como sombreros o gafas de sol homologadas.

10. Combinar la protección tópica con fotoprotección oral.

11. Vigilar los lunares y manchas en la piel.
Protégelos y obsérvalos. Ante cualquier cambio, acude a un profesional.

Y recuerda… ¡el bronceado no es saludable! Hay que resaltar la importancia de la FOTOPROTECCIÓN ORAL. Se suele recomendar para pieles que requieren reforzar su protección cutánea y/o con tendencia a melasma, así como pieles con alergia al sol, que cursen con daños inducidos por radiación solar, personas con vitíligo, rosácea o pacientes que toman medicación fotosensibilizante entre otros. Tienen principalmente en su composición carotenoides como luteína, licopeno y beta-carotenos; antioxidantes como la vitamina C, E; polifenoles que minimizan la formación de radicales libres; también plantas como el helecho (Polypodium leucotomos). La fotoprotección oral NUNCA debe sustituir a la fotoprotección tópica.